Aprendizaje constante
Los líderes están en constante aprendizaje, saben escuchar, se esfuerzan por aprender nuevas habilidades, buscan entrenamiento, desarrollan conocimiento. Tienen claro que cuando más aprenden, menos saben. Y la motivación para aprender y crecer proviene de ellos mismos.
Según Covey, la mejor manera de adoptar esta forma de vida es imponerse pequeñas metas y compromisos, cada vez que se alcanza una meta y un compromiso se pasa al siguiente.
Orientación hacia el servicio
La vida es una misión, no una carrera. Los líderes están para servir, no para ser servidos.
Irradian energía positiva
Se trata de gente contundente, feliz y amable. Tienen una actitud optimista hacia la vida. Su espíritu es entusiasta, positivo y lleno de fe.
Creen en otras personas
Ellos no accionan a los errores de otros, a las malas conductas, o las debilidades humanas. No se construyen en base de las debilidades de otros. Al contrario, creen en el potencial oculto de la gente. No ponen etiquetas, no creen en estereotipos, categorías o prejuicios. Con esta actitud contribuyen a crear un clima de oportunidad y crecimiento.
Tienen vidas equilibradas
Los verdaderos líderes tienen vidas equilibradas. Leen la mejor literatura, están al tanto de las últimas noticias y disfrutan del intercambio y los retos intelectuales. Tienen una vida socialmente activa y disfrutan de tener una amplia gama de intereses.
No son extremistas, no se basan en el principio de todo o nada, bueno o malo, no dividen el mundo en dos partes. Piensan en términos de continuidad, prioridades y jerarquías, saben discriminar y diferenciar las similitudes y diferencias en cada situación.
Sus acciones son equilibradas, temperadas y moderadas. No son adictos al trabajo, fanáticos religiosos, fanáticos políticos, adictos al placer. Tampoco se auto condenan por cada error que cometen.
Buscan la sinergia
Catalizan sinergias, trabajan tan duro como inteligentemente, son muy productivos pero de maneras creativas y nuevas. En el trabajo en equipo rápidamente crean lazos y buscan como complementar y fortalecer las debilidades.
Saben delegar, les resulta fácil y natural pues creen las habilidades y conocimiento de otros. También saben separar los problemas de las personas.
Los hábitos de un líder
Ser proactivo. Esta es la habilidad de escoger una respuesta y una acción. El líder asume responsabilidad y toma acción.
Inician con un objetivo final claro. Tiene que ver con la imaginación y conciencia de como deben ser la cosas. Consiste en dejar de verse a uno mismo como una víctima de las circunstancias y verse como un ser con voluntad de hacer y elegir. La conciencia debe monitorear lo que uno se propone, lo que imaginó, la visión y el objetivo final.
Saber definir prioridades. No solo se deben definir las acciones necesarias a realizar sino también su orden.
Pensar siempre en ganar-ganar. El líderazgo basado en principios se basa en la acción de uno mismo y la toma de responsabilidades. Si alguien a su alrededor comete un error, no lo señala o trata mal, sino que lo ayuda a mejorar.
Buscar siempre entender y luego ser entendido. La acción tradicional de las personas cuando hay problemas es decir: “Permítame explicarle”. Pero la situación que se da es que la otra persona realmente no está escuchando ni tratando de entender sino más bien buscando una respuesta reactiva. La actitud correcta es siempre pensar: “cómo puedo ayudar a esta persona
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